El Abrazo

¿Sino Aciago?*

Los vampiros no son demonios, pero una combinación de trágicos factores los arastra inexorablemente a prversas fechorías. Al principio el vampiro recién creado piensa y actúa de forma muy parecida a cuando estaba vivo. No se convierte de inmediato en un monstruo sádico y maligno. No obstante, pronto descubre su abrumadora ansia de sangre, y que su existencia depende de alimentarse de su especie. En muchos aspectos su mentalidad cambia y adopta un conjunto de actitudes más propias de un depredador solitario que de un omnívoro comunal.
Al principio reacio a matar, el vampiro acaba viéndose forzado al asesinato por las circunstancias o la necesidad... y matar se hace más fácil con el paso de los años. Viendo que él mismo no es digno de confianza, deja de confiar en otros. Viendo que es distinto, se aísla del mundo mortal. Viendo que su existencia depende del secreto y el control, se convierte en un manipulador de primer orden. Y las cosas no hacen sino degenerar con el paso de los años, las décadas y los siglos; el vampiro mata una y otra vez mientras ve envejecer a sus seres queridos. La vida humana, tan corta y barata en comparación con otras, pierde más y más valor hasta que el "rebaño" mortal en torno al vampiro no tiene más importancia que un enjamobre de insectos. Los vampiros antiguos están entre los seres más hastiados, insensibles y paranoicos (en resumen, monstruos) que el mundo ha conocido. Quizá no sean demonios exactamente... ¿pero quién puede señalar la diferencia?

*(DEFECTO DE 5 PUNTOS)
Estás condenado a experimentar la muerte definitiva o, peor aún, una agnía eterna. No importa lo que hagas, no podrás evitar este terrible destino. En algún momento de la crónica tu Sino Aciago caerá sobre ti. Lo más terrorífico es que de vez en cuando tienes premoniciones de tu fin. Si no quieres perder un dado en el resto de tus acciones durante esa noche después de tener estas terribles visiones deberás gastar un punto temporal de Fuerza de Voluntad. Depende del Narrador determinar la naturaleza exacta de este destino y el momento en el que ocurrirá. Se trata de un Defecto difícil de interpretar; irónicamente, aunque pueda parecer que elimina toda capacidad de decisión propia, el conocimiento de la propia muerte puede ser muy liberador.

< <Mi corazón ha muerto, dejando un frío cadáver incapaz de sentir nada más de verdad. Muchos compensamos esto, quizás, forzándonos a sentir, conjurando recuerdos de emociones muertas mucho tiempo atrás... La desesperación es todo lo que queda en el corazón de muchos Vástagos que se dan cuenta de todo lo que han perdido al morir.
Las primeras noches son tiempo de frías revelaciones...>>


Comandante

Cuando Leonard Cohen se arrodilló por primera vez en Madrid pensamos que era un elogio, hasta que nos dimos cuenta de que era una sabia costumbre. Cuando alguien, en medio de esta difícil tarea de vivir, lo apuesta todo al único número de su propia inteligencia, da gusto comprobar que algo ha ganado, que no lo ha perdido todo. No es que se puedan construir ejemplos, ni formar ejércitos detrás del Comandante Cohen, porque parte de su enorme y silenciosa tarea ha sido siempre quedarse poco a poco sin ejemplos y sin ejércitos, y casi solo, pero es hermoso ver por una vez el final feliz de una aventura.

Un caballero está hecho siempre de cosas parecidas, de un sombrero pequeño, de un traje oscuro, y de dar las buenas noches y de acumular paciencia. Este vencido elegante e impertinente sigue diciendo a cada cual que no se ponga tan nervioso. Que deje que caiga la lluvia, que deje que pases las cosas, que al final de los finales, todo existe todavía. Parece que Cohen, y él sólo, se ha impuesto la tarea de convencernos de que Conrad se equivoca, de que después del horror queda un baile y una fiesta y un entierro y un recuerdo y otra cosa.


Lo más curioso de todo es que Cohen la otra noche no dijo nada nuevo, solo confirmó lo que mucho antes él mismo había imaginado. Que sus bravatas perecían, que su poca buena fe era invencible, que lo que nos reprochan los demás es cierto, que lo que somos no es más que esto.

Se puede entrar a formar parte de la memoria ajena sin ser valioso, sobran los ejemplos, la pequeña y enorme crueldad de Cohen consiste en haber conseguido ser algo, no entre nosotros, sino entre el algo de nosotros. Somos causas tan dispares que somos la misma causa. La estrategia del asunto no pinta un mapa singular, no hay playa que no caiga, ni hay soldado que no aprenda. Lo íntimo es lo común mirado con lupa. Las mujeres son hombres con su propia agenda.


La palabra del libro ya ha calado, no como calan los techos mal juntados, sino como calan las lluvias inevitables, como cala cada día sobre el día contrario, como moja la humedad de cada cosa las grietas de lo nuestro.

Un hombre que adivina el futuro, y cualquiera de nuestros pasados, ha aprendido por fin que quitarse el sombrero no es un gesto, sino tal vez la única virtud a nuestro alcance.


Cuesta mucho separar la fama de la causa, la batalla de la intención, el corazón de la victoria, pero en un día extraño de navidad laica y anticipada, la sonrisa de Cohen era la de cualquiera; sus ojos alegres y azules, los ojos que todo el mundo merece.

Su baile de marioneta, su forma de entrar saliendo, su voz tan bien educada, sus ganas de estar ya fuera, su presencia infinita y su ausencia eterna, no hay quien niegue que el comandante pasó por aquí, pero sería mentir demasiado pensar que recordará nuestras caras.

No deja de ser extraño que cause tan gran impresión un hombre tan parecido al resto de los hombres.

Cohen no ha vuelto para regalarle a nadie su dignidad, sino para recordar en voz baja que nunca la habíamos perdido.

Y para confirmar que al final del viaje no queda más que dar las gracias y quitarse el sombrero.

Y sólo entonces, será hora de cerrar.

La fabulosa historia de...

...la chica que perdió el avión y que estuvo esperando sola toda la noche después de despedirse del amor de su vida en una cena sin postre al que conoció en Roma y aunque aprendieron a flotar y a hacer infinitos los domingos… creían haberse perdido para siempre pero mientras despegaban los aviones él le preguntó: ¿te llevo?



Lecturas:(A veces los libros nos eligen a nosotros)

Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay (Michael Chabon)
El Gran Gatsby (Francis Scott Fitgerald)
Queridisima Elena; desde el frente de batalla... (Fernando Calvo)
Kafka en la orilla (Haruki Murakami),
El árbol de la ciencia (Pío Baroja),
Cumbres borrascosas (Emily Brontë),
La sombra del viento (Carlos Ruíz Zafón)
La Torre Oscura (Stephen King),
Crimen y castigo (Fiódor Dostoievski),
Crónicas vampíricas (Anne Rice),
El niño del pijama de rayas (John Boyne),
El gato negro y otras narraciones extraordinarias (Edgar Allan Poe),
La joven de las naranjas, El misterio del solitario, El mundo de Sofía (Jostein Gaarder),
Memorias de una geisha (Arthur Golden)
La torre oscura (Stephen King)
Rarología (Richard Wiseman)
Millenium (Sieg Larson)
Eros (Verga Giovanni)
La extraña derrota (Marc Bloch)
El poder educativo de los clásicos (Luís Javier de la Vega)
Cyborg (Igor Sádaba)
Diario de un pistolero anarquista (Miquel Mir)
La sonrisa de Voltaire (Pedro González Calero)

(Esta eres tú. Con los ojos cerrados, bajo la lluvia. Nunca pensaste que estarías así, nunca te viste, como lo dirías... como...., como esas personas que disfrutan mirando la luna, que se pasan horas mirando las olas o los atardeceres o, o el viento en los sauces, supongo que sabes de que clase de personas hablo, a lo mejor no. Pero resulta que te gusta estar así, pelándote de frío, notando como el agua traspasa tu chaqueta, te llega a la piel. Y el olor. Y el tacto de la tierra que se hablanda. Y el sonido del agua chocando contra las hojas. Todas las cosas de las que hablan los libros que no has leído. Ésta eres tú, quién iba a pensarlo)



Películas:
(En ese momento, sólo podía pensar en una maravillosa escena de película. Y como siempre, me contemplaba a mí mismo jugando a la vida)

Australia (Baz Luhrmann),
El Creyente (Henry Bean),
La sonrisa de Mona Lisa (Mike Newell),
Las normas de la casa de la sidra (Lasse Hallström)
El Alamo: La leyenda (John Lee Hancock),
Legítima defensa (Francis Ford Coppola)
Cold Mountain (Anthony Minghella),
Moll Flanders, el coraje de una mujer (Pen Densham)
Million Dollar Baby, Cartas desde Iwo Jima, Banderas de nuestros padres (Clint Eastwood)
La vida de los otros (Florian Henckel-Donnersmarck),
El indomable Will Hunting (Gus Van Sant)
Match Point (Woody Allen),
Phenomenon (Jon Turteltaub),
La vida secreta de las palabras, Mi vida sin mí (Isabel Coixet),
El fabuloso destino de Amélie Poulin (Jean-Pierre Jeunet y Guillae Laurant)
Los mundos de Coraline (Tim Burton),
Ahora o nunca (Rob Reiner)
Gordos (Daniel Sánchez Arévalo)
Ágora (Alejandro Amenábar)
La naranja mecánica (Stanley Kubrick)
Volver (Pedro Almodóvar)
Sin noticias de Dios (Agustín Díaz Yanes)
El séptimo día (Carlos Saura)
Amores perros (Alejandro González Iñárritu)
La caja 5o7 (Enrique Urbizu)
Azuloscurocasinegro (Daniel Sánchez Arévalo)
La lista de Schlinder (Steven Spielberg)
2001 Una odisea del espacio (Stanley Kubrick)

(El cine, si se hace bien, regala pequeños fragmentos de vida que nunca olvidarás)


Series:
(La mayor parte de nuestra vida, es una serie de imágenes que pasan por delante como ciudades en una carretera. Pero algunas veces, un momento se congela, y algo ocurre. Y nosotros sabemos que ese instante es más que una imagen pasajera. Sabemos que ese momento, y todas las partes de él... vivirán para siempre.)

House, Anatomía de Gray, Mujeres desesperadas, Perdidos, True Blood
La noche temática, Redes, Documentos TV (TVE2)


(El domador de versos se pasaba las noches hurgando en todas las basuras del mundo. El domador cree que las imágenes y las palabras deben mezclarse en las cenizas de los versos para renacer en la imaginación de los hombres. “Hay que soñar, créanlo, hay que soñar”)



Película/Lectura:(No piensen que es sólo una película, convertir electrones en impulsos, figuras y sonidos. No. Escúchenme. Estamos aquí para afectar al universo. Si no ¿por qué estar aquí? Creamos una conciencia nueva. Como un artista o un poeta. Así deben pensar de esto, reescribimos la historia del pensamiento.)
El perfume/Dario de un asesino (Patrick Süskind)
No es país para viejos (Joel Coen y Ethan Coen)/(Cormac McCarthy)
El Señor de los Anillos (Peter Jackson)/(J.R.R Tolkien)

(Y está el relato del ahorcamiento de tres hombres, el buzo, y del suicidio. Hay historias de coincidencias, y casualidades, y cruces, y cosas extrañas, y de tal y cual, y de quien sabe. Y generalmente decimos, bueno, si eso saliese en una película no me lo creería. No se quien conoce a no se cual y tal y tal y tal. Y, en la humilde opinión de este narrador, ocurren cosas extrañas a todas horas. Y así es, y asi es. Y la vida dice, quizá nosotros hayamos acabado con el pasado pero el, no ha acabado con nosotros)



Música:
(Ese es el poder de la música. LLeva hasta el estado mental del compositor. El oyente no tiene elección)

Confiar en alguien (Amaral),
El hombre sentado al piano (Ana Belén),
BSO Los mundos de Coraline,
Yo (Delgado san (vps)),
Fly away (Lenny Kravitz),
Gone (Fuel),
If i ain't got you (Alicia Keys),
I'm yours (Jason Mraz),
Fito y Fitipaldis
Pereza,
The Rolling Stone
BSO Amélie Poulain (Yann Tiersen)
BSO El Señor de Los Anillos
KoRn: Here It Comes Again, Deep Inside, My Time, Everithing I't Known (Take A Look In The Mirror); Evolution, Kiss, Love & Luxury, Killing (Untitled); Twisted Transistor, For No One, Coming Undone, Last Legal Drug - La Petite Mort (See You On The Other Side); Thoughless, Bottled Up Inside, Hating (Untouchables); Falling Away From Me, No Way, Someboy Someone, Trash (Issues); Lost, Good God, No Place To Hide (Life Is Peachy)

(A veces hay que callar para oír la música que hay tras el sonido de la lluvia... Tengo un amigo, es músico, toca la trompeta. Es muy bueno. De vez en cuando voy a sus jam sessions y toca mi canción favorita, un viejo tema de Chet Baker. Siempre la toca de la misma manera, pero nunca suena igual. Una noche que salimos de copas, yo entonces bebía, intenté explicarle lo que me hacía sentir esa canción, esa melodía me emocionaba, y su forma de interpretarla también.Él negó con la cabeza y dijo: "Joan, no se puede hablar de música. Hablar de música es como quererbailar con un edificio."Y le dije: "Qué gilipollez, si nos ponemos filisóficos no podremos hablar de casi nada. De amor, por ejemplo."Entonces se echó a reir y dijo: "Desde luego, por descontado, hablar de amor es como querer bailar con un edificio."Pero da igual, aunque tenga razón, yo no voy a dejar de intentarlo)
Diez negritos (Agatha Christie)

Sin alfombra roja

Desde hace cuatro años, Lavrion (población situada en el sureste del Attica, Grecia), cobija el festival de Documentales Mediterráneos, que hogaño a cumplido su duodécima edición.

Y este festival, tiene una característica muy graciosa y muy griega y muy inteligente consiste en: saltarse las normas y no imponerse límites. Y si, por ejemplo, se enamoran de un espléndido poema de Terence Davies (Of time and city) acerca de su ciudad, Liverpool, y Liverpool como símbolo de este mundo nuestro tan desajustado, como recuerdo de infancia, pues se proyecta, aunque sea del norte. Porque su espíritu no lo es.

Tampoco hay premios, ni dinero, ni alfombras. Cenas en familia, un hotelito discreto, charlas -sobre cine, claro- entre gente que hace películas con sus ahorros, que sabe de correr de un despacho a otro buscando un poco de dinero...
Gente de verdad, como sus películas. Un festival sin competición mejora mucho las relaciones humanas, créanme.

Griegos, croatas, palestinos, israelíes, franceses... Por España, Natalia Díaz clausuró con su documental sobre una mujer, Paquita Santana -que se interpreta a sí misma-, que descubre, en su edad madura, los mejores días de su vida en un pasado que vivió como bailarina en un cuadro flamenco en Beirut y en Atenas. Revisitándolo, comprende que aquello terminó. Y dan ganas de abrazarla y de protegerla.