Recordar:
La palabra suerte es fundamental a la hora de reflexionar filosóficamente sobre la evolución.
No hay ningún motivo en la evolución por el que tengamos que estar aquí.
"Al comienzo, el hombre se generó de animales de otras especies, [lo que se deduce] de que las demás especies se alimentan pronto por sí mismas, mientras que el hombre necesita de un largo tiempo de amamantamiento" (Anaximandro)
"El entendimiento debió de ser para el ser humano muy importante, capacitándole para inventar y usar el lenguaje, fabricar armas, etc., lo que, unido a sus hábitos sociales, le hizo ser señor de todas las criaturas vivientes" (Darwin)
ANTES: Espacio dedicado al programa de Filosofía(1ºBach.2oo8/o9) AHORA: Tira de los cordones que abren esa ventana, coge tus principios,y te los regalas. Piensa poquito a poco lo que pretende la cobardía. Vuelve por donde huías, con dos sonrisas por cada huella.
Lectura: Sombras en el bosque (Cammie McGovern)
Cuando entraron, él abrió los ojos y sonrió con el lado bueno de su cara pues la otra mitad de su cara estaba medio caída, como si fuera un pastel deshecho; cuando lo miraba a los ojos, veía en ellos profundidad, inteligencia, un cerebro completamente normal atrapado en un cuerpo semiparalizado. Se le veía pálido, más delgado que tres semanas atrás.
-Hola -murmuró Cara, sin saber muy bien que decir con la madre de Kevin allí delante-. No te estás perdiendo mucho en clase de inglés. Ahora estamos redactando distintos párrafos introductorios, como siempre, solo finges escribir lo que sea.
El silencio se apoderó de la habitación y Kevin volvió a cerrar los ojos.
-Mi cuerpo se está rompiendo en pedazos -dijo él, y las tres se quedaron paralizadas por la verdad que contenía aquella simple frase.
Cara le cogió la mano.
-No, no es así - susurró, como si a ella le fuese posible controlar esa clase de cosas.
Dos semanas después, la víspera del día del transplante de Kevin, Cara recibió una carta por correo, una hoja de libreta doblada hasta formar un sobre blanco con solo su nombre y dirección en la parte frontal. En el interior encontró una nota, escrita a mano con letra grande y muy espaciada: "Aquí está mi párrafo introducctorio. Te he querido desde hace siete años".
Kevin sobrevivió a la operación, aunque a duras penas. En esta ocasión, la información le llegó a Cara a trevés de otro.
Mientras éste le hablaba, Cara pensaba en la carta que no había contestado, aunque la dirección del hospital de Kevin aparecía todavía escrita en la pizarra, subrayada y con un NO BORRAR escrito encima. La señora Green seguía señalándola de vez en cuando.
-En momentos así... -decía, y Cara comprendía ahora a qué se refería: momentos de vida o muerte.
Compró dos tarjetas, una con flores delante, otra con una mujer con algo que parecía un animal sobre su cabeza y cuyo interior rezaba: "Mejor ve a otra peluquería la próxima vez". Esbozó varios mensajes de prueba: "Hemos sido amigos durante mucho tiempo. Ojalá te conociera mejor. Ojalá fuera posible conocer mejor a la gente". Consideró que éste era el más honesto y también el más cruel en potencia. Quizá podría decir: "Siento lo mismo que tú", lo que era cierto a ratos, hasta que se planteó lo raro que sería si se recuperaba precipitadamente y tuvieran que verse las caras en el colegio, aterrada ante las expectativas.
Al final envió la tarjeta con las flores y una frase simple con la que trató, lo mejor que pudo, de incorporar los sentimientos de los demás. "Pienso mucho en ti, y lo mismo le sucede a todo el mundo". Esperaba que al menos sirviera para mitigar la desconfianza que la madre de Kevin sentía hacia ella. Imaginó a su madre leyéndola en voz alta, depositándola en la mesita de noche, pensando para sus adentros: "Bueno, al menos algo es algo".
Ahora que Cara ve las cosas desde una perspectiva materna, se da cuenta de hasta que punto una niña pudo dejar a una mujer aterrada, impotente. Tal vez incluso llegara a romper la nota, por la furia.
Finalmente, Kevin se recuperó lo bastante para volver a casa y, aunque se habló de llevarle los deberes a casa, Cara nunca volvió a alzar la mano para ofrecerse voluntaria y encargarse de ello. Kevin no volvió al colegio. Durante la graduación, su nombre fue leído y saludado con un aplauso atronador que él no oyó porque no estaba allí.
-Hola -murmuró Cara, sin saber muy bien que decir con la madre de Kevin allí delante-. No te estás perdiendo mucho en clase de inglés. Ahora estamos redactando distintos párrafos introductorios, como siempre, solo finges escribir lo que sea.
El silencio se apoderó de la habitación y Kevin volvió a cerrar los ojos.
-Mi cuerpo se está rompiendo en pedazos -dijo él, y las tres se quedaron paralizadas por la verdad que contenía aquella simple frase.
Cara le cogió la mano.
-No, no es así - susurró, como si a ella le fuese posible controlar esa clase de cosas.
Dos semanas después, la víspera del día del transplante de Kevin, Cara recibió una carta por correo, una hoja de libreta doblada hasta formar un sobre blanco con solo su nombre y dirección en la parte frontal. En el interior encontró una nota, escrita a mano con letra grande y muy espaciada: "Aquí está mi párrafo introducctorio. Te he querido desde hace siete años".
Kevin sobrevivió a la operación, aunque a duras penas. En esta ocasión, la información le llegó a Cara a trevés de otro.
Mientras éste le hablaba, Cara pensaba en la carta que no había contestado, aunque la dirección del hospital de Kevin aparecía todavía escrita en la pizarra, subrayada y con un NO BORRAR escrito encima. La señora Green seguía señalándola de vez en cuando.
-En momentos así... -decía, y Cara comprendía ahora a qué se refería: momentos de vida o muerte.
Compró dos tarjetas, una con flores delante, otra con una mujer con algo que parecía un animal sobre su cabeza y cuyo interior rezaba: "Mejor ve a otra peluquería la próxima vez". Esbozó varios mensajes de prueba: "Hemos sido amigos durante mucho tiempo. Ojalá te conociera mejor. Ojalá fuera posible conocer mejor a la gente". Consideró que éste era el más honesto y también el más cruel en potencia. Quizá podría decir: "Siento lo mismo que tú", lo que era cierto a ratos, hasta que se planteó lo raro que sería si se recuperaba precipitadamente y tuvieran que verse las caras en el colegio, aterrada ante las expectativas.
Al final envió la tarjeta con las flores y una frase simple con la que trató, lo mejor que pudo, de incorporar los sentimientos de los demás. "Pienso mucho en ti, y lo mismo le sucede a todo el mundo". Esperaba que al menos sirviera para mitigar la desconfianza que la madre de Kevin sentía hacia ella. Imaginó a su madre leyéndola en voz alta, depositándola en la mesita de noche, pensando para sus adentros: "Bueno, al menos algo es algo".
Ahora que Cara ve las cosas desde una perspectiva materna, se da cuenta de hasta que punto una niña pudo dejar a una mujer aterrada, impotente. Tal vez incluso llegara a romper la nota, por la furia.
Finalmente, Kevin se recuperó lo bastante para volver a casa y, aunque se habló de llevarle los deberes a casa, Cara nunca volvió a alzar la mano para ofrecerse voluntaria y encargarse de ello. Kevin no volvió al colegio. Durante la graduación, su nombre fue leído y saludado con un aplauso atronador que él no oyó porque no estaba allí.
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