Esto es llegar

Los iconos, como las grandes obras, salen por casualidad. Ni Cervantes, cuando escribió el Quijote, sabía que estaba escribiendo el Quijote, ni Velázquez, cuando pintaba Las meninas, que estaba pintando Las meninas. Algunos autores presumen de haber sido conscientes de tener algo importante entre las manos cuando componían una sinfonía o construían un puente. No les crean, son las cosas importantes las que nos tienen a nosotros entre sus manos. Del menhir, que es una arquitectura absolutamente simple, se ocupan los libros más que de las extintas Torres Gemelas. ¿Quién iba a decirle a un señor con piojos de hace miles de años que al colocar verticalmente una piedra alargada sobre el suelo estaba escribiendo la primera lección de la arquitectura?

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