Película: Cold Mountain (Anthony Minghella)

Querido señor Inman; empecé por contar los días, luego los meses... Ahora he dejado de contar salvo con la esperanza de que regrese. Y con el callado temor de que en los años transcurridos sin vernos, esta guerra, esta espantosa guerra... nos haya cambiado a los dos más allá de lo imaginable. Pienso en los fugaces momentos que pasamos juntos y desearía poder enmendarlos... Mi carácter difícil, lo que quedó por decir...


Cuando llegué con mi padre al pueblo de Cold Mountain me avergonzaba mi aspecto. Me sentía fuera de lugar. Pero no sabe lo feliz que me sentía por escaparme de Charles Town, de un mundo de esclavos, corsés y algodón.


Repetir una cosa no la mejora.


La guerra es un juego de niños.

- No sé expresarme bien. Si fuera posible, simplemente estar. Sin decir nada.
- Lo es.... lo es.



- Usted... mire; mire el cielo ahora, ¿de qué color es? O el vuelo de un halcón, o si se despierta con las costillas magulladas de tanto pensar en alguien... ¿Cómo llama a eso?


- Me imagino que Dios estará harto de que ambos bandos anden reclamando su apoyo.

Querido señor Inman; desde que usted se marchó el tiempo se ha medido en capítulos amargos. El pasado otoño mi pobre padre murió. Nuestra granja está abandonada. Todas las casa de estas montañas han vivido alguna tragedia. Cada día... el pavor de enterarnos de quién ha caído, quién no regresará de esta terrible guerra. Y sigo sin noticias suyas. Esta guerra está perdida en el campo de batalla y por ello es una doble pérdida para aquellos que permanecen... Aún sigo esperando, como le prometí aquel día... pero me encuentro sola y empiezo a desesperarme. Me da vergüenza aprovecharme de aquellos que menos pueden permitirse ayudarme... Mi último aliento de ánimo surge de confiar en usted, y de creer que volveré a verle... Por eso ahora le digo, lo más llanamente posible... que si está combatiendo deje de combatir, si está marchando deje de marchar. Vuelva conmigo... vuelva conmigo, ése es mi ruego. Vuelva conmigo...


Usted me dijo que al cabo de unos días a penas recordaría su nombre. Oh, Inman, han pasado más de tres años y aún recuerdo su nombre.


Pobrecita, dejó marchar a los demás y ahora no tiene nada ni a nadie.... Y espera a un fantasma.

- No la conozco Ruby.
- La señora Swanger dice que necesita ayuda: Y aquí me tiene.
- Necesito ayuda, sí cierto. Pero la de un jornalero, hay que arar y hacer tareas arduas. Creo que ha habido un malentendido.
- ¿ que usa el rastrillo? Porque pa cuidar el jardín seguro que no... ¡Número 1!, ¿Tie Caballo? Pueo echar el día arando, no masusta. ¡Número 2!, No hay hombre mejor que yo porque todos los hombres que corren por aquí o son viejos o granujas.

- Llevo tiempo queriendo preguntárselo, ¿dónde perdió la vista?
- Ah, fue antes de nacer. Nunca he visto nada en este mundo. Ni un árbol, ni un arma, ni una mujer... aunque he echado mano a los tres, ¡Ja!
- ¿Cuánto daría por ello? Por ver durante diez minutos.
- ¿Diez minutos? No daría ni un centavo de los antiguos. Podría acabar detestándolo todo.
- Es lo que la vista ha hecho conmigo.
- Eso no es a lo que yo me refiero. Ha dicho diez minutos. Me refiero al hecho de tener una cosa y luego perderla.
- No estamos de acuerdo. Qué no daría yo por ver algo durante diez minutos.
- Sí, algo... o a alguien. Cuídese joven. Están matando a los hombres que escapan.



Ayer vi como venía caminando hacia mí... o eso creí ver. De repente me encontré tendida sobre el pozo de Sally, como una loca, mirando fijamente los secretos que esconde. Era usted a quién vi caminado hacia mí... o era su fantasma. Después de tanto tiempo sé que debo de aprender a vivir con lo que tengo y a aceptar que no va a regresar. Y aún así no puedo... no puedo.- Puedo hablar de labranza ladina... Ah, y sé leer en francés. También sé atar un corsé, ya lo creo. Puedo enumerar los grandes ríos de Europa ¡pero no me preguntes el nombre de ningún arroyo de este condado! ¡Sé cortar pero no sé zurcir!, se cortar un ramo de flores ¡pero no se como ser cultiva. Si algo tenía una función de la que yo pudiera servirme ¡entonces no se consideraba apropiado! Esta verja es la primera cosa que he hecho que puede llegar a producir un resultado.

- Yo me largo de aquí. No volveré a arriesgar mi vida por una causa en la que no creo.


- Frente a frente con el enemigo... y era yo el que mataba. El otro jamás me mató. No sé por qué...
- Pero por lo que se ve... lo intentó.
- Sí... es cierto.
- Yo creo que hay un plan. Un designio para cada uno de nosotros. La naturaleza, por ejemplo, un pájaro vuela hacia alguna parte con una semilla, la caga y nace una nueva planta. El pájaro tiene una función, la mierda tiene otra y la semilla tiene otra. Y tú tienes una función.


- ¿Te está esperando esa Ada Monroe?
- Me esperaba... Ya no sé si me conoce. Soy como el niño que se fue en otoño a buscar leña y volvió silbando en primavera. Como todos los infelices a los que mandaron a la guerra detrás de banderas y mentiras. Ada me dio un libro... lo escribió un tal Bartram. En él hablaba de sus viajes. A veces, sólo con leer el nombre de un lugar cercano a mi casa... Aunque antes, esos lugares pertenecían a otro pueblo. ¿Qué nombre dieron a Cold Mountain? ¿Cómo es posible que un nombre, que ni siquiera es el auténtico, me hiera tanto el corazón? Es ella. Ella es el lugar al que me dirijo... y casi no la conozco. ¡Casi no la conozco! Me parece que sea imposible volver a ella...

Mi amor por Lincoln es como el follaje del bosque. Sé que el tiempo lo transformará, cuando el invierno transforme los árboles. Mi amor por Heathcliff se asemeja a las eternas rocas que hay debajo. Una fuente de alegría apenas apreciable, pero necesaria. Siempre, siempre te llevaré conmigo. Amor mí0, ¿dónde estás? Sin la esperanza de que te llegue te escribo esto... Como siempre. Como hasta ahora.

- Ahí, de pie.
- Ruby no tiene ni idea de estas cosas de la guerra. Me refiero a que no debe preocuparse por ella. Y por Ada tampoco. ¿Me comprende?
- Tú también. Ponte a su lado.
- ¿Nos van a hacer un calotipo?
- No sonrías.
- Siempre sonríe y no es para fastidiar. Yo ya le digo que no hay nada en el mundo por lo que sonreír.
- El sombrero tapando la cara.


El hombre es el que ha plantado toda esta mierda. Dicen que esta guerra es un cielo de nubes negras, pero ellos provocan la tormenta y luego se quedan bajo la lluvia gritando "¡Joder está lloviendo!"
Si derramo alguna lágrima por mi padre se la abré robado a un cocodrilo.

- Vente conmigo...

Aquel día le vi... En el agua del pozo de Sally. La figura de un hombre como una mancha negra en la nieve. Pero no ha sido lo mismo que vi. En el pozo parecía desplomarse... y había cuervos, cuervos negros. Volaban hacia mí. Estaba segura de que le había visto caer... Y lo que ocurría es que volvía conmigo. Durante este tiempo el hielo a rodeado mi corazón y ahora... ahora no sé cómo derretirlo.

- ¿Te llegaron mis cartas?- Recibí tres cartas. Las guardaba... las llevaba en el libro que me diste. - Me parece que te envié 1o3... ¿Tú me escribías?
- Siempre que pude. Si no las recibiste puedo resumírtelas...
- No, no...
- Rezo porque estés bien. Rezo porque me tengas en tus pensamientos. Tú eres lo único que me impide caer en la oscuridad y en el desánimo.
- ¿Cómo podía yo impedirlo? Apenas nos conocíamos, fueron muy pocos momentos...
- Fueron cientos de momentos. Son como una bolsa de diminutos diamantes. Da igual que fueran reales o que me los hubiera inventado. La forma de tu cuello... eso es real, el tacto de tu cuerpo cuando te atraje hacia mí y te abracé...

- Inma arando un campo.
- Tú sosteniendo una bandeja.
- Tú fuera en el porche.
- No me apetecía entrar.
- De ahí que necesitara una bandeja, y así poder salir a verte.
- Aquel beso... que todos los días volvía a besar.
- Te esperaba todos los días... deseando, anhelando ver tu rostro.
- Que puedas llegar a ver mi interior... mi... puedes llamarlo como prefieras mi... ¿mi espíritu? Es lo que me aterra. Creo que estoy destrozado. Intentaron matarme una y otra vez... pero no era mi hora. Y si tenía bondad, si la tenía... la perdí. Si quedaba algo de ternura en mí... la destruí. Oh, ¿cómo escribirte después de lo que hice... de lo que vi?

- ¡Baja de ahí!
- No, señor. Aquí estoy bien.
- Oye, entrégame tu arma y vuelve a tu casa. No quiero luchar más. ¡Estoy harto!
- Si le entrego mi arma, luego, me matará.
- No te mataré pero tampoco me marcharé teniendo que mirar hacia atrás vigilándote.
- A eso lo llaman un dilema. Le diré qué tengo a mi favor.
- ¿Qué tienes a tu favor?
- La confianza de la juventud.
Lo que hemos perdido nunca nos será devuelto. La tierra no cicatrizará... demasiada sangre. El corazón no cicatrizará... Tan sólo podemos hacer las paces con el pasado, e intentar aprender de él. Hay días en los que consigo no pensar en ti; cuando las necesidades de la granja requieren mayor urgencia que las de mi corazón. En esta época del año, abunda la vida por todas partes. Y tú estás presente en ella, como si aún estuvieras regresando a casa para reunirte conmigo. Si pudieras vernos ahora, comprenderías que cada paso de tu viaje valió la pena. Miré una vez más en el pozo de Sally, y esta vez no vi nada que me atormentara. Sólo nubes, nubes... y luego, el sol.

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