Lectura: Entrevista con el vampiro (Anne Rice)

Mi madre mandó buscar al sacerdote. Tenía fiebre y le conté todo al cura, todo acerca de las visiones de mi hermano y de lo que yo había hecho. Recuerdo que me aferré de su brazo, haciéndole jurar una y otra vez que no se lo contaría a nadie.Yo sé que no lo maté -le dije por último al sacerdote-, pero ahora que él está muerto no puedo vivir. No después de la manera en que lo traté.

Eso es ridículo -me contestó-. Usted puede vivir. Usted no tiene nada de malo salvo las ganas de hacerse mal a sí mismo. Su madre lo necesita, por no mencionar a su hermana. Y, en cuanto a ese hermano suyo, él puede estar seguro de que estaba poseído por el demonio.

Me quedé tan perplejo cuando dijo eso que no pude protestar. El demonio producía visiones, continuó explicándome él. El demonio seguía reptando. Todo el país francés estaba bajo la influencia del diablo y la Revolución había sido su máximo triunfo. Nada podría haber salvado a mi hermano salvo el exorcismo, las oraciones, ayunos y unos hombres que lo agarraran cuando el demonio enfureciera su cuerpo y quisiera arrojarlo por los aires.

El demonio lo empujó por las escaleras; es algo perfectamente evidente -dijo-. Usted no habló con su hermano en esa habitación; usted habló con Satán.

Pues bien, eso me enfureció. Antes yo creía que había llegado a un límite, pero no era así. Continuó hablando del demonio, del vudú entre los esclavos y de casos de posesión en otras partes del mundo. Y perdí el dominio de mi mismo. Destrocé la habitación y casi lo mato. Yo estaba fuera de mí. Hacía cosas que no podría haber hecho en mi estado normal. Ahora la escena es confusa, pálida, fantástica. Pero recuerdo que lo saqué por la puerta de atrá de la casa. Le hice cruzar el patio y le golpeé la cabeza hasta que casi lo mato contra la pared de ladrillos de la cocina. Cuando al final me calmé y estaba casi tan exhausto como la muerte... fue entonces cuando concebí mi nuevo ego. Quizá lo había visto reflejado en el cura. Su actitud de desprecio ante mi hermano reflejó la mía propia; su crítica inmediata y vacua sobre el demonio; su negativa a concebir siquiera la idea de que la santidad le había pasado tan cerca.




Pero creía en la posesión del demonio.


Eso es una idea mucho más mundana. La gente que deja de creer en Dios, o en la bondad, sigue creyendo en el demonio. No sé por qué. No; sé muy bien por qué. El mal siempre es posible. Y la bondad es eternamente difícil. Pero debes comprender; la posesión en verdad es otra manera de decir que alguién está loco. Así era como pensaba ese cura. Estoy seguro de que había vislumbrado la locura. Tal vez se había colocado directamente encima de una locura rampante y la había proclamado como una posesión. No tienes que ver a Satán cuando se lo exorcisa. Pero estar ante la presencia de un santo... creer que el santo ha tenido una visión...


No, es egoísmo, es nuestra negativa a creer que puede suceder a nuestro lado.


¿Nunca lo pensó de esa manera?

2 comentarios:

  1. Qué interesante es este fragmento. Da que pensar.

    Tus aportes están currados.

    Besos y abrazos ^^

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  2. Hi! Just want to say what a nice site. Bye, see you soon.

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Tus aportaciones también son importantes, anímate y atrévete a dar tu punto de vista ^^