La imagen; ALIANZA DE INTERESES por Juan José Millás

El significado de los sustantivos abstractos (tenacidad, descaro, indiferencia, miedo, desaliño, rebeldía, extrañeza...) no se ve a menos que tales sustantivos se encarnen. Son, en cierto modo el alma de la carne, pues atenúan su literalidad.

El rostro de la fotografía, literalmente hablando, está compuesto por un conjunto de accidentes geográficos (ojos, boca, nariz, pestañas, pelo, etcétera) dispuestos de manera convencional. Un rostro cualquiera, podríamos decir, un rostro sin noticia, sin nombre, sin identidad. Una niña cualquiera fotografiada en un campo de refugiados cualquiera. ¿Por qué entonces apareció a tres columnas en la primera de un periódico? ¿Qué vieron los editores del periódico en esta cara infantil además de los accidentes geográficos concretos ya señalado? No sé, quizá les pareció advertir tenacidad, descaro, indiferencia, miedo, desaliño, rebeldía, extrañeza...

Lo interesante es la constatación de que el rostro humano es una combinación diabólica de sustantivos concretos (piel, labios, dientes, cejas, lóbulos, sienes...) y de sustantivos abstractos (belleza, inquietud, tesón, perseverancia, desasosiego, voluntad...). Así nos amasan. Somos el resultado de un encuentro gramatical entre lo que se toca (el hígado, la pelvis, el riñón, las costillas...) y lo que se siente (la fealdad, la estupidez, la compasión, la belleza, la hermosura...).

A veces, entre una cosa y otra se da tal alianza de intereses que el rostro merece ocupar la primera del periódico. Es el caso de esta niña paquistaní, con un cordel al cuello, cuya foto conservamos aún en la carpeta de recortes.


NOTA

"A veces, el rostro de una niña anónima como ésta salta a la primera página de un periódico, por encima de famosos y políticos. ¿Por qué? Porque encarna los más profundos sentimientos. En su mirada se puede leer la tragedia de un país asolado por la guerra. Quizás nadie llegue a saber su nombre pero nunca podremos olvidar esta imagen."



CONCLUSIÓN


Me he quedado observando sin leer el texto. En la mirada de la pequeña he visto a una reina repleta de sueños... Después, según iba leyendo, la niña se iba convirtiendo poco a poco en una bella dama, para convertirse, finalmente, en una resignada doncella cuyos sueños se iban al traste, producto de un mundo que no sabe mirar a los ojos sin "poner letra" y cerciorarse de que todo está en regla...¡Qué pena! Pues si nos mirásemos a menudo sin preguntarnos nada más, descubriríamos como la mirada dice cosas que ni las palabras ni, por suspuesto, un DNI, un currículo o una nómina jamás podrán expresar...



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