Lectura: El Valle de los Lobos I (Laura Gallego García)

Sintió el brazo de él rodeándole la cintura. No lo notaba como algo corpóreo, sino como una cosa parecida al roce de la brisa, a la calidez de un rayo de sol, a la frescura de un día de lluvia. Sin embargo, la reconfortó infinitamente. Suspiró, y se acurrucó junto a él. No podía tocarlo, pero podía sentirlo, y toda su alma respondía ante aquella presencia.

- No me dejes sola, Kai -suplicó en un susurro-. No me dejes nunca.
- Nunca -prometió el muchacho, y su voz sonó muy cerca del oído de ella; en lo más hondo de su mente y en lo más profundo de su corazón.

"A veces, no es necesario el contacto físico para sentir el cariño de alguien o su apoyo; a veces, es necesario algo que va más allá de eso y que no tenemos en cuenta pero es incluso más necesario que un sencillo contacto físico que nos reconforta en un momento determinado pero no está siempre ahí; ese otro tipo de contacto es más profundo y siempre puede estar ahí, dándonos apoyo, y, a la larga, es el que verdaderamente consigue la unión.


También, en cierto modo; la ciencia es una creencia, cree en lo que es palpable, se puede ver y tocar; pero también se puede creer más allá de ese concepto y, entonces, ¿qué es verdaderamente real? "



4 comentarios:

  1. Tienes toda la razón; yo lo aprendí hace poquito

    ResponderEliminar
  2. Creo ver la lluvia caer, en mi ventana te veo,
    Pero no está lloviendo,
    No es más que un reflejo de mi pensamiento,
    Hoy te echo de menos... yo sólo quiero hacerte saber,
    Amiga, estés donde estés,
    Que si te falta el aliento, yo te lo daré
    Y si te sientes sola, háblame,
    Que te estaré escuchando aunque no te pueda ver,
    Aunque no te pueda ver...

    ResponderEliminar
  3. Me gusta, me gusta esto

    ResponderEliminar

Tus aportaciones también son importantes, anímate y atrévete a dar tu punto de vista ^^